DESCRIPCIÓN
Epónimo que se refiere a la Hepatítis infecciosa epidémica.
Dr. Sergei Petrovich Botkin
Sergei Petrovich Botkin ( Сергей Боткин ) (1832-1889).
El mundo conoce bien el personal sello profesional dejado por Sergei Botkin: "enfermedad de Botkin", nombre que adjudicaron a la ictericia, ya que fue el primero en estudiar y determinar su naturaleza infecciosa.
Gracias a su gran arte de curar enfermedades, el pueblo lo llamaba "doctor maravilloso". Solía decir a los enfermos: "Dios le encomendó a mis cuidados, y soy responsable ante El por su salud". A sus jóvenes colegas trataba de infundir la idea de que "Hay que amar al enfermo, y si ustedes no lo aman, dejen que lo cure otro médico".
Internista único en su género, brillante especialista en diagnósticos, investigador de espíritu innovador, durante toda su vida Sergei Botkin buscaba sin descanso la clave para descifrar el gran enigma: Qué es el hombre enfermo y cómo se podría socorrerle. Por primera vez comenzó a considerar el organismo humano en ligazón indisoluble con el medio ambiente, a través del prisma del sistema nervioso y los genes portadores de la herencia. Resulta difícil imaginarse que este hombre se hubiera hecho médico por pura casualidad...
La familia de los Botkin tenía fama en Moscú: a Piotr Botkin, el padre del futuro médico, le pertenecían tiendas de té.
Nacido en 1832, Serguei era el onceno vástago de la familia y se consideraba un poco torpe: a la edad de nueve años le costaba trabajo pronunciar bien las palabras. "¿Qué hacer con ese bobo? Sólo sirve para ser soldado", se quejaba el padre. Pero los hijos mayores le sugirieron la idea de invitar a un maestro de matemáticas: las palabras no le gustaban a Sergei tanto como las cifras, decían ellos.
El niño aprendía con mucha afición las clases que le daba su maestro, habiendo mostrado vocación innata por las ciencias exactas. Varios años después prosiguió estudios en un prestigioso colegio privado, donde estudiaban sus hermanos que se preparaban para matricularse en la Facultad de Matemáticas de la Universidad de Moscú.
Pero la suerte no quiso que se cumpliera el deseo del joven Botkin: el Emperador Nicolás I editó el decreto, según el cual se limitaba la admisión a la Universidad: sólo podían ingresar en ella los hijos de la nobleza, excepción hecha para la Facultad de Medicina. Como no había otra posibilidad, Serguei se hizo estudiante de medicina. Se enamoró de inmediato de la nueva asignatura mostrando dotes extraordinarias.
Graduado en la Universidad, el joven médico se marchó a la Guerra de Crimea contra Turquía (1853-1856). Allí comenzó a practicar bajo el mando del célebre cirujano Nikolai Pirogov, que en seguida se fijó en el talentoso médico. A Botkin se le presentó excelente chance de dedicarse a la cirugía, pero le impidió hacerlo la fuerte miopía.
La práctica en las condiciones extremas de guerra demostró que sus conocimientos no eran suficientes, y el joven médico se marchó al extranjero para perfeccionar su nivel profesional. En Viena se casó con Anastasia Krylova, hija de un funcionario moscovita. La joven pareja viaja por el Rhin y Suiza, visita Inglaterra y Francia, pero Botkin no olvida la medicina y muestra interés por todo lo nuevo que los europeos tienen en este ámbito. En París Sergei trabajaba intensamente en su tesis de Doctor "Acerca de la absorción de grasa en los intestinos" ya defendida en Rusia, en San Petersburgo.
A la edad de 29 años el profesor Sergei Botkin encabezó la clínica terapéutica de la Academia de Cirugía (hoy Academia de Cirugía Militar) que hasta el fin de sus días se hizo principal lugar de actividad del eminente médico.
Es multifacético el aporte hecho por Sergei Botkin a la medicina. Es fundador de la escuela rusa de internistas, padre de la cardiología y de la terapia de campaña. Publicó más de 75 obras científicas dedicadas a diversos problemas de las enfermedades infecciosas, de la arteroesclerosis y la patología renal y hepática; anticipó la doctrina de la inmunidad.
Los médicos conocen los trabajos del científico dedicados al paludismo, a la tifus exantemática y la fiebre. Gran repercusión en el mundo de medicina de entonces originaron el diagnóstico en vida de la trombosis de la vena porta y la subsiguiente descripción clínica de esa dolencia.
Botkin asignaba el papel rector en el desarrollo de las enfermedades a los cambios operados en el sistema nervioso. Desarrolló la orientación funcional en la medicina y se acercó a la elaboración de la teoría de nervismo desarrollada más tarde por el prominente fisiólogo ruso Iván Pávlov. Partiendo de sus criterios científicos, Botkin determinó bien a las claras lo que era la medicina, cuya tarea principal es prevenir las enfermedades. Este credo sigue siendo en vigor también ahora.
El profesor Botkin fue el primer médico elegido a la Duma. Compartía los conceptos liberales, estimaba necesario realizar transformaciones sociales y emprendió intentos de reorganizar el sistema de salud pública. Pero sus éxitos eran muy modestos, ya que no tenía dinero, cuadros ni comprensión del gobierno. Sin embargo, el hospital para obreros construido en San Petersburgo gracias a sus esfuerzos existe hasta hoy día y ostenta su nombre.
La popularidad de Botkin como médico práctico era extraordinaria; su recibidor privado estaba colmado de visitantes. Botkin trabajaba mucho, la enorme familia requería considerables recursos: de dos esposas (la primera murió) tenía doce hijos. Y además, el mismo prefería tomar buenos vinos que costaban caro, excelentes habanos y, en general, le gustaba vivir a sus anchas: tenía muchos amigos, le gustaba jugar a naipes, y el violoncelo que tocaba muy bien, era su acompañante invariable.
Todos los diagnósticos del médico Botkin eran ciertos, excepto tal vez el suyo propio. Le martirizaban cálculos en el esófago, y afirmaba que la debilidad rayana en síncope y el ahogo se debían a esa dolencia. No quería oir hablar de la enfermedad cardíaca. "¡Si voy a pensar que así es, estoy perdido!" confesó a un médico su amigo. Y proseguía su inquieta vida habitual, sin prestar atención a los ataques de ahogo que a veces sufría en la cátedra dictando conferencias a los estudiantes.
Sergei Botkin "quemó" su corazón a la edad de 57 años. Murió a causa de ahogo, durante el ataque de isquemia al encontrarse en un balneario de Francia.
Querían erigir el monumento al insigne médico frente a la Catedral de San Isaac, en el corazón mismo de San Petersburgo. Sin embargo, los envidiosos y reaccionarios, sus rivales en la Duma, impidieron hacerlo. Entonces, la segunda esposa de Botkin, princesa Obolénskaya, mostró firmeza e insistió en que el monumento ocupase el lugar frente al edificio de la Academia de Cirugía Militar, su obra querida, donde era venerado como Maestro. Allí permanece de pie el doctor Botkin: de cara a la Academia y de espaldas a la ciudad.
Sus dos hijos - Sergei y Evgueni - también eran médicos. Ya después de muerto el padre, Evgueni fue designado médico de la corte de Nicolás II. Después de la revolución proletaria de 1917 se decidió liquidar a toda la familia del zar. A Evgueni Botkin le ofrecieron marcharse a San Petersburgo, pero como médico y hombre, estimó imposible abandonar a los Romanov, entre los cuales se encontraba su paciente permanente, el príncipe Alexei enfermo de leucemia. El doctor Botkin fue fusilado en 1918, en los Urales, junto con toda la familia del último Emperador ruso.
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